sábado, 29 de enero de 2011

La niña del abrigo rosa

El Holocausto dio lugar a una gran variedad de obras, tanto cinematográficas como literarias, de ficción o reales. Las hay muy buenas, e incluso tan bien hechas que a veces nos gustaría que fuera pura creación del guionista y no la verdad tan cruda.





Entre los clásicos tenemos a La Lista de Schindler (S.Spielberg) que desde el 1993 no ha perdido nada en talento y emoción. La ventaja de las cintas en blanco y negro quizá. 
A los que no la hayan visto no puedo hacer más que recomendársela, aunque su larga duración puede asustar, si no se ha visto esta película, no se ha visto nada del cine de la última década.
Por los demás, todos recordaremos los únicos toques de color entre los miles de fotográmas, el abrigo rosa de la niña, y la conmovedora escena final.



Esto nos trae a Yad Vashem (יד ושם).

"Y les daré en mi casa un monumento (Yad) y un nombre (Shem) que nada podrá borrar" 
Isaías 56,5

Situado en Israël, este memorial pretende alimentar la llama del recuerdo de cada una de las 6 millones de víctimas del Holocausto. Desempeña esta labor a partir de sus archivos, bibliotecas y museos para que las generaciones futuras nunca olviden el horror de lo sucedido, con la esperanza que esto haga que nunca vuelvan a repetirse actos similares.

Yad Vashem también otorga el título de Justo entre las Naciones a quienes sin ser de confesión o ascendencia judía, ayudaron de manera altruista y singular a los judíos perseguidos por el régimen nazi. Estos "justos" tienen, junto con otros privilegios, en nombre del Estado de Israel y del "pueblo judío", en forma de un diploma certificado y de la denominada "Medalla de los Justos" en la cual, una inscripción remite a una frase del Talmud que simboliza la fe en la Humanidad:

"Quien salva a una vida salva al Universo entero"

El título ha sido otorgado a Oskar Schindler. Su tumba en el cementerio cristiano del Monte Sion recibe millones de visitas, y como quiere la tradición asquenazí (rama del judaísmo procedente de Europa Central y Oriental) se deja una piedrecita encima de la sepultura, como homenaje al fallecido, por señalar nuestra presencia y porque los minerales se quedan, cuando los vegetales pudren. 



Otra cinta más que recomendable, pero también muy dura es El Pianista (R. Polansky). Más allá del brillantísimo reparto o la más que justa dirección, me quedo con la fotografía y la música. 
Quién dice música dice Wladyslaw Szpilman el protagonista en la vida real. La lectura de su libro en el que se inspiró Polansky es también una etapa fundamental para una buena documentación sobre la época. Pero más que entre las líneas de su novela, dónde se conoce mejor a Szpilman es escuchándolo tocar Chopin.


Otro sitio para la memoria es el Monumento a los judíos de Europa asesinados. Se encuentra en Berlín y su visita resulta interesante tanto por su interior como por su exterior.
El visitante llega primero a un impresionante campo de 19 000 metros cuadrados dónde se elevan 2711 estelas de hormigón.

Personalmente lo visité un día con niebla, lo que le dio un toque aún más místico. El arquitecto Peter Eisman lo diseñó de tal forma que cada estela tenga una altura diferente, para producir una atmósfera incómoda y confusa. Todo el monumento busca representar un sistema supuestamente ordenado que ha perdido contacto con la razón humana.
Bajo tierra se encuentra el museo en sí, dónde se pueden observar fotos, cartas y testimonios de las víctimas del genocidio.

Terminamos este recorrido entre diferentes sitios para la memoria de los judíos asesinados durante la Segunda Guerra Mundial en París.
Cerca de la estación de metro Bir-Hakeim se encuentra una placa que podría pasar casi desaparecida.

Los días 16 y 17 de Julio de 1942
13 152 judíos fueron detenidos en París y sus alrededores.
Deportados y asesinados en Auschwitz.
En el Velódromo de Invierno que aquí se encontraba
4 115 niños
2 916 mujeres
1 129 hombres
Han sido encerrados en condiciones infrahumanas por
la policia del Gobierno de Vichy, bajo órdenes de
los ocupantes nazis.
Demos las gracias a los que intentaron ayudarlos.
¡Transeúnte, acuérdate!

Recuerda a la Redada del Velódromo de Invierno que sorprendió a los judíos parisinos una madrugada del verano de 1942. Ahora encontramos en lugar del edificio un anexo del Ministerio del Interior. Un joven policía estaba vigilando la puerta y cuando me acerqué para preguntarle si a pesar de ser un edificio oficial podía sacar una foto su respuesta desconcertó. No sabía para qué estaba esta placa que ni siquiera había visto antes. Tampoco conocía el Velódromo de Invierno. Estaba todo el día de pié frente a él y nunca tuvo la curiosidad de saber su historia.
Espero que el estreno en 2010 de La Rafle, una película que narra estos acontecimientos, permitirá dar a conocer a más gente esta pieza de nuestra historia reciente.





Espero que estas recomendaciones os sirvan de algo y así aportar mi ladrillo al gran edificio que es el deber de la memoria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por dejarme el comentario! :D